Por.- Enrique Soler.- Ante el inminente traslado del Caravaca CF a la ciudad de la Unión, sin cortar con los socios y sin previo aviso, los aficionados del Caravaca CF no se rinden, y prueba de ello es el recurso, que el socio número 713 de la entidad blanca, ha presentado ante la Federación Española de Fútbol, por un posible caso de traslado ilegal de la entidad que está inscrita como tal, en la federación más de cuarenta años. Este abogado de profesión explicaba en su escrito que “ambos municipios distan unos 123 kilómetros por carretera y están situados en sus extremos noroeste y sureste, respectivamente, de la Región de Murcia, además “de no poseer vínculos culturales comunes entre ellos que vayan más allá del socio-político administrativo que constituya la comunidad autónoma uniprovincial de la Región de Murcia”, asimismo explica la gran sorpresa que ha causado la noticia a los abonados, que se han visto indefensos, ante la pérdida de la entidad deportiva local que de confirmase supondría “una alteración de la competición en la que ha de participar el Caravaca CF (Grupo IV de la Segunda División B), toda vez que -se enmascare como se enmascare- se trata en realidad de un traslado del club a otra localidad, modificando sus elementos esenciales y su estructura en su totalidad, desde su masa de asociados, hasta su denominación, pasando por sus más íntimas y demostrativas señas de identidad: los colores de su equipación y su escudo. Motivado por desconocidos intereses, a todas luces, es un hecho que desprestigia a la Competición y al Fútbol español, pues da pie a presumir que los clubes son objeto de compraventa a conveniencia de ciertos directivos o políticos municipales. Intereses, evidentemente, claramente ajenos al deporte y a la voluntad social de los equipos de fútbol.”, también explica que la potestad para un cambio de domicilio social es, conforme al artículo 12.2 de los vigentes Estatutos del Caravaca C.F., única y exclusiva competencia de la Asamblea General de Asociados. Hasta el momento no se ha convocado ninguna en la que se haya consultado a su masa social, el recurso reconoce tener las suficientes pruebas para demostrar “y con meridiana claridad -digámoslo sin ambages- se aprecia que estamos ante un traslado torticero de un equipo de fútbol, desde la ciudad a la que, desde su fundación, ha estado ligado, a otra ciudad que nada tiene que ver con su historia, elementos esenciales y estructura, sin motivo ni causa justa alguna.” En el punto tercero de las alegaciones se hace constar el incumplimiento del artículo 102 del vigente Reglamento General de la Federación Española de Fútbol, donde el Caravaca finalmente desaparecería para crear sobre su sustentación jurídico deportiva, otro distinto que compita en la Segunda División B, subrogándose en los derechos de la licencia que el club consiguió deportivamente, para que La Unión (que el año pasado militaba bajo la denominación de Cartagena-La Unión en Tercera división) pueda participar en esta categoría.
El escrito de alegación también hace referencia a la entrevista publicada en LA OPINIÓN DE MURCIA, al que hasta el momento había sido el entrenador del Caravaca Paco Pliego, haciendo referencia a “su asombro por la conducta de su Presidente, Don Andrés Marcos, y de su Director Deportivo, Don José Murcia.”
También expresa que con el traslado, se alteran en su totalidad los elementos sustanciales del Caravaca CF, pues en nada podrá identificarse el nuevo equipo con aquél: será conocido como La Unión CF (así ya lo denomina la prensa, como se ha acreditado), no jugará en el municipio donde hasta ahora venía haciendo y, lo que es peor, su masa social será ajena a la que hasta ahora y desde 1969, ha venido sustentándolo, pues difícilmente se nos antoja que aficionados al Caravaca CF, suscriban su abono al nuevo equipo para la temporada 2011-2012, cuando, entre otras cosas, para presenciar los partidos como local, han de desplazarse ¡123 kilómetros!”
Por último el recurso hace referencia a la alarma social creada por este proceder antideportivo de la cúpula directiva del Caravaca CF, donde “ni siquiera, que se sepa, han sido consultados el resto de directivos tiene, al menos, dos perjudiciales consecuencias directas para la buena fama deportiva de la Competición”, en relación a la incertidumbre creada y la imagen mercantilista que supone para el fútbol moderno en las categorías inferiores.
Demasiadas maniobras para un traslado
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