Fuente y Publicado por Defensa Central
Entre todos los aduladores y pelotas del Guardiolismo hay uno que, por su desfachatez y pretenciosidad sobresale por encima de los demás: el cantamañanas de "Lobo" Carrasco.
Mediocre jugador, avezado discotequero en los años 80, conspirador en el Barça de Núñez, pésimo columnista en el Mundo Deportivo, hombre de dudoso gusto en el vestir, contertulio baboso en "Punto Pelota", entrenador frustado...
Frustrado? No!
Para quien no lo recuerdo, "Lobo" fue a mediados de la década pasada entrenador de dos clubes de fútbol, en los que, a modo de laboratorio, quiso llevar a la práctica su "filosofía" del fútbol, siguiendo las enseñanzas de su maestro Cruyff.
Este señor, tras pasar fugazmente por el Málaga B y dejarlo hecho unos zorros, recaló desgraciadamente en el Oviedín de mis amores (Real Oviedo)que por entonces se debatía en el pozo de la tercera división.
Desde el primer día "Lobo", armado con su librillo de alta filosofía y una sucesión delirante de jerseys y americanas de colores chillones, quiso implantar en el Real Oviedo el modelo de fútbol de toque y largas posesiones propugnado por su "maestro" y que ha contado con seguidores como Lillo, Guardiola, o el propio Lobo.
La tercera división asturiana tiene un nivel muy bajo, y el Oviedo, como era de esperar, arrasó hasta las eliminatorias a doble partido. Las goleadas crecían en proporción al ego del "humilde" entrenador, que llegó a declarar, tras un partido contra el Ribadesella, durante el que fue increpado por alguno de sus "modelitos", que "menos mal que el año que viene ya no volveremos a jugar aquí". casi ná.
El problema de la escuela Cruyffista es que, como casi todas, funciona cuando se tienen buenos jugadores, y aún mejor cuando se tiene detrás todo un tinglado arbitral e institucional que te apoya. El problema es cuando no se tiene nada de ello. En el primer grupo están Cruyff y Guardiola. En el segundo Lillo y el "Lobo".
Como el final de la historia se ve venir, resumiré: en el primer partido del R.Oviedo en la liguilla de ascenso a 2ªB contra el Caravaca de Murcia pasó lo que tenía que pasar. El exquisito fútbol del Oviedo sucumbió ante los aguerridos murcianos, que le endosaron 4 goles a su rival, sin respeto alguno a las delicadezas propugnadas por el gran "Lobo". Tras el partido, el legendario comentarista y filósofo fue fulminantemente destituído por la directiva
, y ni siquiera regresó a Oviedo a recoger del hotel en que se hospedaba sus pertenencias, entre las que sin duda se encontraban fantasiosos jerseys y pullovers, que devieron acabar en el rastro de la ciudad (el popular "Fontán").
Como el daño estaba hecho, el Oviedo aquel año no ascendió a segunda B, pero si lo hizo el año siguiente, gracias a un entrenador sin tantas pretensiones pero con un gran amor al trabajo. Y ahí seguimos.
El héroe de nuestra historia, sin embargo, viendo que su "arte" era incomprendido, decidió colgar los hábitos de entrenador, y se centró en su tarea periodística y de difusión de las grandezas del Barça, que ha llegado al paroxismo en su última etapa como contertulio de "Punto Pelota", programa en el que da continuas lecciones de fútbol y alaba hasta el empalago la figura de "Pep", el entrenador que le hubiese gustado ser.
Con "Lobo Carrasco", puede aplicarse más que nunca el viejo refrán: "Haz lo que yo digo, y no lo que yo hago".
Entre todos los aduladores y pelotas del Guardiolismo hay uno que, por su desfachatez y pretenciosidad sobresale por encima de los demás: el cantamañanas de "Lobo" Carrasco.
Mediocre jugador, avezado discotequero en los años 80, conspirador en el Barça de Núñez, pésimo columnista en el Mundo Deportivo, hombre de dudoso gusto en el vestir, contertulio baboso en "Punto Pelota", entrenador frustado...
Frustrado? No!
Para quien no lo recuerdo, "Lobo" fue a mediados de la década pasada entrenador de dos clubes de fútbol, en los que, a modo de laboratorio, quiso llevar a la práctica su "filosofía" del fútbol, siguiendo las enseñanzas de su maestro Cruyff.
Este señor, tras pasar fugazmente por el Málaga B y dejarlo hecho unos zorros, recaló desgraciadamente en el Oviedín de mis amores (Real Oviedo)que por entonces se debatía en el pozo de la tercera división.
Desde el primer día "Lobo", armado con su librillo de alta filosofía y una sucesión delirante de jerseys y americanas de colores chillones, quiso implantar en el Real Oviedo el modelo de fútbol de toque y largas posesiones propugnado por su "maestro" y que ha contado con seguidores como Lillo, Guardiola, o el propio Lobo.
La tercera división asturiana tiene un nivel muy bajo, y el Oviedo, como era de esperar, arrasó hasta las eliminatorias a doble partido. Las goleadas crecían en proporción al ego del "humilde" entrenador, que llegó a declarar, tras un partido contra el Ribadesella, durante el que fue increpado por alguno de sus "modelitos", que "menos mal que el año que viene ya no volveremos a jugar aquí". casi ná.
El problema de la escuela Cruyffista es que, como casi todas, funciona cuando se tienen buenos jugadores, y aún mejor cuando se tiene detrás todo un tinglado arbitral e institucional que te apoya. El problema es cuando no se tiene nada de ello. En el primer grupo están Cruyff y Guardiola. En el segundo Lillo y el "Lobo".
Como el final de la historia se ve venir, resumiré: en el primer partido del R.Oviedo en la liguilla de ascenso a 2ªB contra el Caravaca de Murcia pasó lo que tenía que pasar. El exquisito fútbol del Oviedo sucumbió ante los aguerridos murcianos, que le endosaron 4 goles a su rival, sin respeto alguno a las delicadezas propugnadas por el gran "Lobo". Tras el partido, el legendario comentarista y filósofo fue fulminantemente destituído por la directiva
, y ni siquiera regresó a Oviedo a recoger del hotel en que se hospedaba sus pertenencias, entre las que sin duda se encontraban fantasiosos jerseys y pullovers, que devieron acabar en el rastro de la ciudad (el popular "Fontán").
Como el daño estaba hecho, el Oviedo aquel año no ascendió a segunda B, pero si lo hizo el año siguiente, gracias a un entrenador sin tantas pretensiones pero con un gran amor al trabajo. Y ahí seguimos.
El héroe de nuestra historia, sin embargo, viendo que su "arte" era incomprendido, decidió colgar los hábitos de entrenador, y se centró en su tarea periodística y de difusión de las grandezas del Barça, que ha llegado al paroxismo en su última etapa como contertulio de "Punto Pelota", programa en el que da continuas lecciones de fútbol y alaba hasta el empalago la figura de "Pep", el entrenador que le hubiese gustado ser.
Con "Lobo Carrasco", puede aplicarse más que nunca el viejo refrán: "Haz lo que yo digo, y no lo que yo hago".
No hay comentarios:
Publicar un comentario