miércoles, 25 de agosto de 2010

DESAPARECE UN PEDAZO DE NUESTRA HISTORIA.

DESAPARECE UN PEDAZO DE NUESTRA HISTORIA.
Por Juampe.-

Aún recuerdo siendo niño ir a ver los partidos del Caravaca a la grada del Morao, entonces Villapatos. Digo a la grada porque solo existía una grada, a la que más tarde se unió la que hasta ahora albergaba las cabinas de radio y prensa.

Recuerdo esa grada con cariño, en ella ondeaban todos los domingos las banderas, tanto del Caravaca como la de España, y la recuerdo llena de gente para ver a los uruguayos de la época gloriosa, a los Núñez, Salvatierra, López.... que tiempos aquellos. Hacían el calentamiento en la parte posterior de la grada y los niños nos asomábamos a verles hacer ejercicios en la gravilla, estiramientos, esprint y demás, pensando que quizás algún día, con un poco de suerte, nosotros seríamos los protagonistas de esas miradas de parte de los niños.

Quien más y quien menos, en la actualidad, cuando íbamos el domingo al campo teníamos una zona o un asiento en el que sentarnos, gente que partido a partido fiel a sus colores acude a animar a su equipo desde su asiento, recuerdo siempre a las mismas personas, prácticamente en los mismos sitios semana a semana, como si formasen parte de esas piedras que formaban las tribunas del estadio.

Pero lo que sin duda más recuerdos me trae son los vestuarios, son muchas anécdotas y muchas personas con las que he compartido una parte de mi vida en esos vestuarios. El primer recuerdo que me viene a la mente es el repicar de los tacos de las botas al subir y bajar las escaleras, ese sonido para mí significaba en sí la esencia del fútbol, salir del vestuario al campo con ese sonido me hacía sentir futbolista de verdad, era una sensación muy agradable.

Cuando bajabas a estos vestuarios encontrabas de frente los vestuarios de los árbitros, a la izquierda un pequeño almacén para la ropa, el vestuario visitante y unas escaleras que conectaban con la parte posterior de la grada. A la derecha, conforme entrabas, te encontrabas una puerta, era el pequeño almacén de EL MORAO, ahí tenía su pequeño santuario, pulcramente ordenadas las botas de cada jugador por estanterías y colgadas en la pared, tenía botas antiquísimas, sin duda de jugadores de los primeros años del Club, banderines, trofeos y todas sus cosas que con mimo cuidaba, ese pequeño
cuarto rezumaba historia de verdad, creo que aparte de los jugadores que jugamos en el primer equipo muchísimos de los juveniles, cadetes, etc… han pasado por ese pequeño cuarto a pedir alguna venda, algunas botas o simplemente a ver como El Morao se afanaba limpiando las botas o preparando las equipaciones.

Ya dentro del vestuario local recuerdo en mis inicios que había tres duchas, una destinada a la lavadora, otra ducha que estaba siempre rota y la tercera en la que nos duchábamos los jugadores, por la que salía un pequeño hilo de agua. No recuerdo bien la temporada en la que llegó un jugador al equipo que enseguida formó un pequeño revuelo entre los aficionados, no obstante había jugado muchos años en primera división, en el Cádiz y en el Málaga, este jugador era Canillas, que coincidió en la temporada de Cesar Gálvez, Santi, Manchón, etc… creo que fue sobre el año 1992, recuerdo que lo primero que hizo al entrar al vestuario fue decir, palabras textuales: " esto es una pocilga " y salir al momento. Al día siguiente estaban allí los albañiles, poniendo losetas y haciendo unas duchas en condiciones, las que hasta el día de hoy han habido bajo las tribunas del Morao, así que gracias a este jugador, Canillas, se arreglaron estos vestuarios, que desde ya forman parte de la historia de nuestro Caravaca, vestuarios por los que han pasado muchos y muy buenos jugadores y que, a buen seguro, muchos de cuantos lean estas líneas también se han vestido de futbolistas dentro de ellos y que guardan tan buen recuerdo como yo guardo y guardaré siempre de ellos.

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